miércoles, 30 de junio de 2010

GANADOR / De relatos y refranes 3


De relatos y refranes 3

En esta ocasión había que ceñirse al refrán "Repara en casa ajena y hallarás chica tu pena" y nuestra compañera Irati se ha alzado con la victoria. Su relato Tempestad es una ventana abierta a una situación muy concreta ¿cúal?... os invitamos a descubrirla.


Tempestad

Después de la tempestad llega la calma. Y tras la calma toca recoger el descalabro ocasionado.
Me aseguré bien de que el viento se hubiera callado antes de moverme de mi refugio, bajo las escaleras del sótano. Había escuchado cómo varios objetos chocaron contra los cristales de mi casa, cómo un gran árbol se empotraba contra el tejado, destrozándolo. Apreté contra mí las piernas, formando un ovillo. Sola. Sin nadie que acallara mis miedos y lamentos. Recuerdo haber llorado y gritado desconsoladamente. Los gritos y gemidos me produjeron cierto desahogo momentáneo, pero no el suficiente. Las tormentas normales me daban miedo, imaginaos lo que pude sentir con un tornado arrasando mi hogar.
Sí, había acabado. Y seguía viva contra todo pronóstico. Empujé suavemente el portón del sótano, temerosa de que el viento me envolviera y me arrojara por los aires. Pero no hubo ningún movimiento fuera de lo normal, nada que opusiera resistencia a mi intento de abandonar el oscuro sótano.
Alcé la mirada hacia mi casa. Cristales rotos, ventanas destrozadas, raíces de un árbol sobresaliendo de la cornisa del tejado. Un escalofrío sacudió mi cuerpo. La casa estaba destrozada. Muebles y objetos que minutos antes estaban dentro, se esparcían a lo largo de todo el jardín delantero. No disponía de dinero suficiente para arreglarlo todo. Aparté la mirada dispuesta a hundirme en un mar de lágrimas y la visión de un devastado barrio residencial aclamó mi atención.
La gente salía de las casas destrozadas. Sorprendidos de seguir vivos. Agradeciendo que sus familiares estuvieran bien. Varios edificios se vieron reducidos a escombros. Toda la estructura esparcida como piezas de lego. Salí hacia la calle. Encontré compasión y tristeza en la mirada de mis vecinos. Pena que se unía con el alivio de seguir en este mundo.
Los abrazos y palabras de ánimo que siguieron a continuación fueron un aliciente para salir adelante. Para recoger los añicos del pasado y construir un nuevo presente.
Fue en ese preciso segundo de esperanza cuando un terrorífico alarido reclamó nuestra presencia. Corrimos en busca de la causante.
La señora Cooper, tumbada entre los escombros de su antiguo hogar, sostenía entre sus brazos el cuerpo inerte de su hija de quince años.
Todos quedamos impotentes ante tal situación. Había cosas que no se podrían recuperar ni con todo el dinero y esfuerzo del mundo.
Era momento de olvidar nuestros propios males para ayudar a aquellos que la vida había tratado con más crueldad. Era momento de recoger el descalabro ocasionado por la tempestad.

Irati

2 comentarios:

Ángelicaladas dijo...

Enhorabuena Irati !!!! XDDDDDDDD

Sara dijo...

¡¡¡¡Felicidadessss Iratiiiiii!!!!