domingo, 15 de agosto de 2010

GANADOR / De relatos y refranes 5


De relatos y refranes 5:

"Quien bien te quiere te hará llorar", este era el refrán en el que había que centrarse en esta ocasión y Tierra Sur consiguió alzarse con la victoria tras versificar toda una historia.
Disfrutadlo XDD


Lecciones de historia

Con el libro abierto y los ojos cerrados,
paseaba mis deseos por la pizarra infinita;
el verde mar donde tu mano diestra,
dejaba secretos mensajes de tiza.

Letras sabias de experiencia,
de lecciones aprendidas,
que yo, con letras dormidas
dejaba en corazones de tinta.

Haciendo del pupitre una frontera,
que tu mirada anhelante no cruzaba,
más mi risa, tu voluntad siempre vencía,
y en rincones escondidos,
tu boca traspasaba.

Allí estabamos los dos,
yo tu alumna, tú el maestro,
tú en mis curvas, yo en tu cuerpo.
Así amaste mi sonrisa ingenua,
Así me atrapó tu voz,
Así se enredaron las palabras,
Así te alcanzó el amor.
¿Dónde irás tú sin mí?
¿Dónde iré sin ti yo?

Al calor de primeros de junio,
cuando el verano apremiaba,
vi en tus ojos el miedo
y en tus labios, tres palabras:
No puede ser.

El juego de lo prohibido,
de actitudes condenadas,
de la edad que me hacía niña
y a los dos nos separaba,
si era tu magia infinita la verdad que me atrapaba,
y no tus años vividos, ni tus canas ¿Qué más daba?

En la noche de San Juan,
cuando el curso terminaba,
prometiste llevarme contigo,
huir al nacer el alba.

Y al amanecer tardío,
junto a aquella ventana,
te esperé impaciente
como quien espera un final feliz que nunca llegaba
y al romper el día,
sólo lloraba…

Tu imagen de mi corazón ausente,
perdido el amor en tu carta,
de papel herido de muerte
donde la tinta asesina en su lecho rezaba:

“Me marcho sin tí, y en tí dejo mi vida,
porque a mi lado tu juventud, sin remedio se marchita,
Debes soñar otros mundos y cerrar nuevas heridas.
Amor. Quizás ahora no entiendas,
de mis lagrimas saladas,
de mi lucha incierta,
de mi huida desbocada
pero entenderás algún día
porqué devolví tus alas”

Tierra Sur

martes, 10 de agosto de 2010

GANADORA / Escribiendo entre raíles


Escribiendo entre railes: junio

El miedo a envejecer era el tema central para este mes y Dreamy y su relato "Un bello rostro" han vuelto a proclamarse claros vencedores.


Un bello rostro

Su mirada ante el espejo era altiva y arrogante. La naturaleza le había obsequiado con una belleza sublime que rozaba la perfección. Ella lo sabía, desde que era una niña había sido admirada por su hermosura y gracia natural, para más tarde convertirse en su principal obsesión. El grado de admiración que despertaba a su paso era tal, que empezó a mellar en su alma, y poco a poco se fue transformando en un ser orgulloso y altanero, incapaz de simpatizar con aquellos que no sentía dignos de su aprecio, tan sólo por no poseer en su fachada, unas cualidades de belleza inmediata. Nunca miraba más allá, con sus cautivadores ojos.

Consiguió encontrar, con mucho esfuerzo, un hombre acreedor de sus encantos. Ardua tarea fue aquella, ya que a cada uno le buscó un defecto, por nimio que fuera, para apartarlo de su vista. Eligió quizás al más elegante, sencillo y noble, no hacía sombra a su belleza, pero tampoco la descompensaba. Su edad, diez años mayor, hacían que ella pareciese aún más joven, y eso era exactamente lo que pretendía.

El aceptó, aunque no de buen grado, su deseo de no tener hijos. Semejante cuerpo y finura, aludía ella, no debe estropearse con algo tan engorroso como un embarazo. Así transcurrían los días, ella admirando su belleza, distante de su pareja y del entorno social, y utilizando mil potingues y ungüentos, para que no se deteriorase su fino rostro del paso del tiempo. Cada vez que el espejo le revelaba una cana o una arruga, emitía un grito histérico y se encerraba colérica en su cuarto con cerrojo, ni siquiera dejaba entrar a su marido que tenía que pasar la noche en otro dormitorio, hasta que se le pasaba la crisis de soberbia, provocada por el espejo.

Las estaciones fueron pasando, y su rostro cada vez lucía más menguado y marchito. Se había quedado sola, encerrada con sus miedos y su miserable vida. Su marido hacía años que la había abandonado, cansado de vivir con un fantasma al que ni de noche veía. Empezó a recordar entonces, lánguida y perdida, tantas oportunidades malgastadas. Echó de menos a familiares, y amigos que nunca conoció. A aquel que la había acompañado, en silencio, durante tantos años y al que no supo amar. Añoró a los hijos que nunca tuvo y que hubiesen llenado su vacía existencia. Pensó en su bello rostro, aquel que una vez adoró por encima de todo, y lloró desconsolada su maldición. Por primera vez en la vida encontró su real desdicha.


Dreamy